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Autor: Eduardo Quintero
-Buenas tardes. Soy emprendedor, tengo mi empresa legalmente
constituida y quiero solicitar un par de tarjetas de crédito para la
empresa.
El asesor me mira con sospecha.
-¿Cuánto es el promedio de ingresos?
Le muestro mis extractos. Considerando que con ese promedio de ingresos me darían una tarjeta a nombre de la empresa sin tanto trámite.
-¿Cuál es su actividad comercial?
-Soy consultor en comunicaciones
-mmmm lo que pasa es que debemos esperar un tiempo prudencial para autorizarle una tarjeta a nombre de la empresa.
-¿Y si la saco a mi nombre?
-¿A qué es que se dedica el señor Quintero?
-Ya le dije. Soy consultor independiente, tengo mi propia empresa.
-mmmm ¿y alguien puede certificar eso?
-Hombre, tengo los extractos, las constancias y mi historial crediticio.
-Sí, pero mmmm.. son políticas del banco.
Fin de la historia.
Aquí encontré otra razón para volverme criminal e irme a la ilegalidad. Y tal vez, llegar un día al banco y:
-Buenas tardes. Soy Emilio Tapia, un contratista corrupto de Bogotá. Me robé más de 20 mil millones de pesos del erario con el cartel de la contratación y necesito lavar esta plata en este banco. Pagaré unos añitos de cárcel, así que quiero depositar este dinero robado aquí, mientras salgo a disfrutar de mis millones.
-Don Emilio. ¡Bienvenido a Bancolombia! Ya mismo el gerente de la sucursal lo atiende. ¿Tintico o agua con gas?
¡QUÉ LEJOS ESTAMOS!
Le muestro mis extractos. Considerando que con ese promedio de ingresos me darían una tarjeta a nombre de la empresa sin tanto trámite.
-¿Cuál es su actividad comercial?
-Soy consultor en comunicaciones
-mmmm lo que pasa es que debemos esperar un tiempo prudencial para autorizarle una tarjeta a nombre de la empresa.
-¿Y si la saco a mi nombre?
-¿A qué es que se dedica el señor Quintero?
-Ya le dije. Soy consultor independiente, tengo mi propia empresa.
-mmmm ¿y alguien puede certificar eso?
-Hombre, tengo los extractos, las constancias y mi historial crediticio.
-Sí, pero mmmm.. son políticas del banco.
Fin de la historia.
Aquí encontré otra razón para volverme criminal e irme a la ilegalidad. Y tal vez, llegar un día al banco y:
-Buenas tardes. Soy Emilio Tapia, un contratista corrupto de Bogotá. Me robé más de 20 mil millones de pesos del erario con el cartel de la contratación y necesito lavar esta plata en este banco. Pagaré unos añitos de cárcel, así que quiero depositar este dinero robado aquí, mientras salgo a disfrutar de mis millones.
-Don Emilio. ¡Bienvenido a Bancolombia! Ya mismo el gerente de la sucursal lo atiende. ¿Tintico o agua con gas?
¡QUÉ LEJOS ESTAMOS!
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