Los premios para el periodismo antioqueño son puras relaciones públicas

Autora: Luz María Tobón


Al comenzar mi carrera , los premios de periodismo reconocían a quienes se esforzaban con reporterías difíciles para desnudar lo oculto y llegar al dato que esclarecía y la historia que revelaba. Los que los ganaban eran mujeres y hombres que sentía inalcanzables por la fluidez en sus palabras, por la belleza de sus decires. Adriana Mejía, Patricia Nieto, Ricardo Aricapa, relucen entre muchos amigos y amigas que me enrogullecen y que merecían, y siguen mereciendo, sus premios. Son ejemplo como personas y profesionales.

En este año han desfilado por mi correo electrónico convocatorias de farmacéuticas, aseguradores, gremios variados, que calculan cuidadosamente la entrega de premios para atender intereses particulares. A ellos se suman los de los colegas, que van perdiendo en forma dramática su exigencia.
 
A punta de repartidos, los premios de periodismo entraron a la órbita de las relaciones públicas. No veo en los premiados a las personas que quiero seguir como modelo, no veo en los trabajos galardonados esas investigaciones y formas que transforman el periodismo. Veo amiguismos y conveniencias. Lagartería. 

Tengo esperanza en que la Fundación Nuevo Periodismo no caiga en ello. Ah, y para maledicentes, me queda recordar que gané los pocos premios que busqué para mi equipo, más que para mí, y hasta unos por los que no he luchado.

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