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Si las personas comprendieran que para esos
ultra-millonarios politiqueros son solo una especie de entes manipulables sin
valor, que le mienten sin el mínimo remordimiento, que incitan a otros a que
los atropellen o asesinen aunque juren en público defenderlos, de seguro nadie
votaría por ellos.
Pero la gente, mucha gente, no toda, obviamente cree,
se ilusiona y repite de forma tonta décadas enteras esperanzadas sabiendo en el
fondo que nada va a cambiar, nada que el mismo no cambie con su actitud, con
sus acciones, con su carácter firme indomesticable, que no se deja alienar con
distracciones pasajeras.
Si las personas entendieran que son vistas con
indiferencia, con repudio, con subestimación por esos políticos
"idiotas" que nada saben de gobernar con honor por un país, por la
gente, porque sin gente no existe la patria ni el país ni nada, ni siquiera
ellos mismos que son los que explotan y se aprovechan de muchos, gente que se
subestima.
Entonces el mundo empezaría a ser otro; pero para
eso está la religión, para venderles paraísos de fantasía e ilusión a los
pobres que no comprenden que en parte estas se usan para subordinar y volver
pasivos, adormecer la consciencia social y el sentido de equidad, la
solidaridad y la razón de ser humanos.
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